domingo, 17 de mayo de 2009

Doña Pepita

Que tal amigos y amigas, hoy quiero referirme a dos señoras de edad, que viven apaciblemente de los sueldos que les dejaron sus maridos que en paz descansen.
Nuestra selva y sus habitantes tienen la particularidad de ser alegres, sin mala intención y sobre todo simplones y simplonas.
hace muchos años cuando me iba a recoger agua, y lavar la ropa en un riachuelo habían dos señoras que llevaban las voz cantante en sus hogares, eran muy deportistas, no faltaban a los juegos que se organizaban antiguamente, no como ahora que sólo se organizan fiestas y parrilladas, en muchos casos engañando que son pro salud.
Ellas todas las tardes llevaban comida para chancho y peces, en el trayecto siempre se iban comentando la vida de la gente, que la pequeña faldita de la chica, el nuevo muchacho que le visita a la Angelita y sus padres no dicen nada, la deudas que tiene doña Clotilde y si no era ese tipo de conversa no había viaje a la chacra llevando comida. es decir se reunían no por amor al chancho ni los peces, si no para conversar sobre la vida de la gente.
En esos tiempos, como muchos recuerdan, nos engañaban de que había gente que venía de otros sitios y se llevaba a los muchachos y a la gente gorda para sacarle sus mantecas y venderles a los chinos para que hagan algún tipo de lubricante fino.
Pero también no faltaban los pishtacos, esos hombres que no les importaban llevarse incluido a las viejas, y que encima les violaban. es asi que una de ellas dijo, se preguntó un día: oye fulana dicen por que por estos caminos, últimamente están violando, a lo que la otra contestó: “yo quisiera que me viole a mi primero, para de esta manera terminar rápido y luego irme a bañar y listo. Esas viejas eran recontra francas y no estaban en medias tintas.

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